14 de abril de 2024

DE CAMINO A EMAÚS

EL CAMINO DE EMAÚS

¿Qué es?

El relato bíblico sobre el camino de Emaús nos cuenta cómo después de que Jesús resucitó se apareció a dos discípulos que se dirigían a un pueblo llamado Emaús. ¡De ahí viene el nombre del relato!

¿Por qué los discípulos no reconocieron a Jesús?

Aunque durante el camino estuvieron conversando los discípulos estaban tan tristes y desanimados, que su tristeza no les permitió reconocer que quien caminaba con ellos era el mismo Jesús.

¿Por qué estaban tristes los discípulos?

La tristeza de los discípulos se debía a que ellos creían que Jesús había muerto. Los discípulos habían escuchado que unos ángeles habían anunciado que Jesús no estaba muerto, que había resucitado, pero ellos se negaban a creerlo porque no tenían pruebas de que Jesús estuviera vivo.

¿Qué pasó después?

Jesús continuó caminando y conversando con ellos durante todo el camino hasta que llegó la hora de detenerse porque la noche se acercaba.

Jesús planeaba seguir caminando pero los discípulos lo invitaron a quedarse con ellos y Jesús aceptó.

Durante la cena ocurrió algo inesperado, algo que cambiaría la tristeza de los discípulos para siempre...

Relato completo,  Lc 24,13-35:

Luego que Jesús murió en la cruz, ¡resucitó tres días después!

Algunas mujeres fueron a la tumba de Jesús y la encontraron vacía.

Algunos ángeles les dijeron: "¡Jesús no está aquí! ¡Está vivo de nuevo!" La mujer corrió hacia los discípulos y les contó lo sucedido.

Ese mismo día, dos discípulos caminaban hacia un pueblo llamado Emaús. Estaban charlando sobre todo lo que había pasado.

Un hombre se acercó y comenzó a caminar con ellos. ¡Era Jesús!

Pero a los dos hombres se les impidió reconocerlo.

Jesús preguntó a los dos hombres. "¿De qué estás hablando?"

Los hombres empezaron a hablar con Jesús, acerca de Jesús. Estaban tristes por Su muerte.

Jesús comenzó a explicar el Antiguo Testamento a los hombres y todo lo que enseñaba acerca de Él.

A medida que se acercaban al pueblo, Jesús siguió caminando como si fuera más lejos. Pero siguieron rogándole: "¡Por favor, quédate con nosotros! Pronto oscurecerá".

Cuando Jesús estaba sentado con ellos a la mesa, tomó un poco de pan, dijo una oración, lo partió en pedazos y comenzó a repartirlo.

De repente, se dieron cuenta de que era Jesús, ¡pero luego desapareció justo en frente de sus ojos!

Los hombres se apresuraron a regresar a Jerusalén para ver a los otros discípulos.

Cuando llegaron allí, vieron a los once discípulos y a los demás con ellos. Los discípulos dijeron a los hombres: "¡Es verdad! ¡El Señor ha vuelto a la vida y se mostró a Simón!"

Luego, los dos compartieron la historia de su viaje, y cómo se habían encontrado con Jesús y ¡solo supieron que era Él cuando partió el pan!

Todos estaban asombrados por las buenas noticias.


Los discípulos de Emaús, cuando caminaban con sus dudas y bajo la tentación del desánimo, escucharon las palabras consoladoras de Jesús. Cristo les hizo ver que, en muchas ocasiones, sus caminos no son los nuestros. Por eso, es necesario vivir con una fe profunda y luminosa que nos lleve a la aceptación amorosa de la voluntad de Dios en nuestra vida. Justamente en la Eucaristía encontramos el consuelo y la fuerza para seguir luchando aún en medio de las dificultades y contrariedades de la vida.


 


 

Los discípulos de Emaús, cuando caminaban con sus dudas y bajo la tentación del desánimo, escucharon las palabras consoladoras de Jesús. Cristo les hizo ver que, en muchas ocasiones, sus caminos no son los nuestros. Por eso, es necesario vivir con una fe profunda y luminosa que nos lleve a la aceptación amorosa de la voluntad de Dios en nuestra vida. Justamente en la Eucaristía encontramos el consuelo y la fuerza para seguir luchando aún en medio de las dificultades y contrariedades de la vida.


 




TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN

Andando por el camino, te tropezamos, Señor,

te hiciste el encontradizo, nos diste conversación,

tenían tus palabras fuerza de vida y amor,

ponían esperanza y fuego en el corazón.

TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN,

TÚ NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN. (bis)

Llegando a la encrucijada, Tú proseguías, Señor;

te dimos nuestra posada, techo comida y calor;

sentados como amigos a compartir el cenar,

allí te conocimos, al repartirnos el pan.

TE CONOCIMOS, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN,

TÚ NOS CONOCES, SEÑOR, AL PARTIR EL PAN. (bis)

Andando por los caminos te tropezamos, Señor,

en todos los peregrinos que necesitan amor;

esclavos y oprimidos que buscan la libertad,

hambrientos, desvalidos, a quienes damos el pan.



Hay un corazón que mana

Hay un corazón que mana,

que palpita en el Sagrario,

el corazón solitario,

que se alimenta de amor.


Es un corazón paciente,

es un corazón amigo,

el que habita en el olvido,

el corazón de tu Dios.


Es un corazón que ama,

un corazón que perdona,

que te conoce y que toma,

de tu vida lo peor.


Que comenzó esta tarea

una tarde en el Calvario,

y que ahora desde el Sagrario

tan sólo quiere tu amor.


Decidle a todos que vengan

a la fuente de la vida.

Hay una historia escondida

dentro de este corazón.


Decidles que hay esperanza,

que todo tiene un sentido.

Que Jesucristo está vivo,

decidles que existe Dios.

 

Es el corazón que llora

en la casa de Betania.

El corazón que acompaña

a los dos de Emaús.

 

Es el corazón que al joven

rico amó con la mirada.

El que a Pedro perdonaba

después de su negación.

 

Es el corazón en lucha

del huerto de los Olivos,

que amando a sus enemigos

hizo creer al ladrón.

 

Es el corazón que salva

por su fe a quien se le acerca.

Que mostró su herida abierta

al apóstol que dudó.


Decidle a todos que vengan

a la fuente de la vida.

Hay una historia escondida

dentro de este corazón.


Decidles que hay esperanza,

que todo tiene un sentido.

Que Jesucristo está vivo,

decidles que existe Dios.




ACTIVIDADES:














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