Jesús vino a la Tierra a predicar las buenas noticias del Reino de Dios.
Jesucristo había dicho muchas veces: Si no creéis en mis palabras, creed en mis obras; Mis obras dan testimonio de Mí.
Jesucristo aludía a los milagros que hacía para que creyésemos en Él .
Los milagros de Jesús son muchos y todos asombrosos, por ellos fue por algunos odiado y por otros amado, y, muchos de esos milagros llevaron a que las personas creyeran verdaderamente en él y en Dios, como, además, adquirió un significado profundo aún para nosotros.
Jesús multiplica los peces y panes para las personas
Alimentó a miles de personas con el almuerzo de un muchacho, preparando así el escenario para afirmar que era el «Pan de vida».
Predicando una vez Jesús a las personas se hizo muy tarde. Estaban alejados de la ciudad y las personas tenían hambre. Por eso no creyó él que fueran a llegar a tiempo pues podían desmayarse en el camino. Sus amigos los apóstoles no pensaban lo mismo y le recomendaron solo que los despidiera a todos.
Sin embargo, como Jesús no quería dejarlos ir sin comer, les mandó a recostarse en el suelo. Con unos pocos panes y peces, les ordenó a sus discípulos que los alimentaran a todos. Después de bendecir esos alimentos en nombre de Dios, los mismos comenzaron a multiplicarse. todos comieron y fueron a sus hogares felices.
Jesús de Nazaret utiliza un género literario típico de
su época llamado parábola.
La parábola es un relato corto y fácil de
entender, basado en sucesos de la vida cotidiana, con el que se transmite una
enseñanza religiosa, moral o de comportamiento.
Jesús también la utiliza para explicar las
características del Reino de Dios o de los Cielos a las personas que le seguían
y escuchaban.
Jesús se inventa las siguientes parábolas para
explicar el Reino de Dios o de los Cielos (las puedes encontrar en el capítulo 13 del
Evangelio de san Mateo).
Evangelio (Mt 13,44-52)
El Reino de los Cielos es como un tesoro escondido en el campo que, al encontrarlo un hombre, lo oculta y, en su alegría, va y vende todo cuanto tiene y compra aquel campo.
Asimismo el Reino de los Cielos es como un comerciante que busca perlas finas y, cuando encuentra una perla de gran valor, va y vende todo cuanto tiene y la compra.
EXPLICACIÓN
Jesús compara el Reino de los Cielos con un tesoro escondido bajo tierra. La reacción del hombre que lo encuentra no parece la más virtuosa, porque oculta su hallazgo al dueño del campo y empeña sus bienes para comprarle el terreno y quedarse con el tesoro por añadidura. Sin embargo, con la ambiciosa reacción del personaje de la parábola, Jesús subraya por contraste el enorme valor que tiene el Reino de Dios, un tesoro cuyo descubrimiento debería llenarnos de alegría y también de un decidido afán por hacerse con él.
En realidad, el tesoro del cristiano —o la perla preciosa a la que se refiere la siguiente parábola—, es Cristo mismo, que nos ofrece su amor y su amistad; por quien vale la pena posponerlo todo en la jerarquía de nuestros afectos e intereses. Así se explica el sentido de la parábola: “El tesoro. Imaginad el gozo inmenso del afortunado que lo encuentra. Se terminaron las estrecheces, las angustias. Vende todo lo que posee y compra aquel campo. Todo su corazón late allí: donde esconde su riqueza.
El Papa Francisco identificaba también el tesoro del campo con el amor de Jesús: “quien conoce a Jesús, quien lo encuentra personalmente, queda fascinado, atraído por tanta bondad, tanta verdad, tanta belleza, y todo en una gran humildad y sencillez. Buscar a Jesús, encontrar a Jesús: ¡este es el gran tesoro!” (…) Puedes cambiar efectivamente de tipo de vida, o bien seguir haciendo lo que hacías antes —aclara el Papa— pero tú eres otro, has renacido: has encontrado lo que da sentido, lo que da sabor, lo que da luz a todo, incluso a las fatigas, al sufrimiento y también a la muerte”
La Cuaresma es un tiempo litúrgico que dura cuarenta días. Comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos.
El símbolo litúrgico de este tiempo es la ceniza.
El Miércoles de
Ceniza, los cristianos nos acercamos al templo para que nos impongan la ceniza, porque deseamos cambiar, convertirnos en mejores cristianos y creer de verdad en el Evangelio.
Para la conversión o la renovación de la persona, la Iglesia propone
las siguientes penitencias: practicar el Mandamiento del Amor, el
servicio a los demás, el ayuno, la oración, la limosna y la caridad.
El Día del Amor y la Amistad además de estar dedicado a los enamorados, también tiene la misma importancia y dedicación a todos aquellos amigos que pasan por nuestra vida y comparten esos grandes momentos con nosotros, y por supuesto también los malos momentos de la vida.